domingo, 15 de marzo de 2009

La Torrassa

Seguramente te suene ese nombre si eres usuario/a habitual de la linea roja del metro de Barcelona o incluso es posible que se sepas que se trata de un barrio de l’Hospitalet, pero también es probable que nunca hayas pasado por allí.

Si vienes desde Les Corts, te adentras en los pasajes peatonales que llevan hasta el Mercat de Collblanc y continuas un poco más allá, encontrarás una serie de calles estrechas y empinadas que descienden hacia alguna parte. En esas calles los edificios de una y otra acera están tan juntos, que el sol únicamente las visita hacía el mediodía, cuando está en lo más alto, por eso huele a humedad. Las construcciones no son demasiado antiguas, pero tuvieron que construirse deprisa para que mucha gente pudiera instalarse allí hace ya unas cuantas décadas.

La “Murcia chica” le llamaban, aunque ahora bien podrían llamarle el pequeño Ecuador. Hay gentes de todas partes. Allí viven murcianos, andaluces, extremeños, dominicanos, paquistaníes, peruanos, entre habitantes de muchas otras procedencias y su densidad de población quintuplica la de Hong Kong o Singapur (no se trata de ninguna exageración). Sus aceras bullen de actividad, de hombres y mujeres que van y vienen de trabajar, de grupos multinacionales de chavales en bicicleta. Hay locutorios en los que puedes llamar a la otra parte del mundo por muy poco dinero, hay supermercados en los que puedes comprar harina de yuca o de mandioca e incluso agencias inmobiliarias que te ofrecen la posibilidad de adquirir un piso en Quito o en Santo Domingo. Es un barrio con personalidad propia y si te acercas hasta la parada de metro que lleva su nombre, ya en el límite con el barrio de La Florida, podrás escuchar hablar incluso la milenaria lengua andina de los “quechua”.

A menudo lees o pronuncias un nombre tantas veces, que simplemente lo asocias a una idea que te haces de ese, pero generalmente no sueles preguntarte su significado original. Así que un día, por casualidad y mientras ojeaba un diario municipal de poca tirada, conocí el significado originario de la Torrassa

Hace aproximadamente unos mil años, el Condado de Barcelona formaba parte del imperio de los francos (predecesores de los actuales franceses) y limitaba en las orillas del Llobregat con el Al-Andalus. Digamos que Barcelona era el colchón de los francos para amortiguar las embestidas de los ejércitos musulmanes, lo que viene a significar más o menos que la función de sus gentes era la de zurrarse con esos ejércitos para evitar que llegasen a Francia (llámeseles si se quiere pringados, pero es lo que había).

Generalmente y ya de bien antiguo la frontera era un lugar peligroso y era bastante probable que si vivías allí no llegases a ver crecer la tomatera que habías plantado el verano anterior. El caso es que un año Barcelona fue saqueada y destruida por los ejércitos del mítico Al-Mansur -alias el victorioso por Alá- (la verdad es que el mote era bastante previsible), sin recibir ningún apoyo de los francos. Así que el Conde de Barcelona pensó –hombre, si me tengo que pelear yo solito con el Al-Andalus, pues quizá que ha llegado la hora de ir por libre-. Y así fue como Barcelona empezó a gobernarse desde ella misma.

Se sabe que por aquella época, en el siglo X, había un castillo llamado de Bellvís, que más que un castillo tal y como conocemos, era una fortificación con una enorme torre de defensa. El castillo de Bellvís, con su imponente torre, dominaba un alto frente a Santa Eulàlia de Provençana (actual barrio de Santa Eulàlia en l’Hospitalet) y desde su posición privilegiada controlaba y defendía el Camí Reial (ruta principal de aceso a Barcelona). El castillo de Bellvís y su enorme torre fueron conocidos como “la Torrassa” (la torraza, la gran torre). Con el paso de los años y el avance de la frontera del condado hacia el sur, el lugar donde estaba la Torrassa perdió su valor estratégico y el castillo se convirtió en una masia. Y siendo masia, se le perdió el rastro entre las páginas de la historia y nunca más se supo. Hasta el año pasado cuando, efectuando obras para habilitar la Casa de la Torrassa (una antigua casa señorial de propiedad municipal) y convertirla en centro lúdico, hallaron oculto tras una pared uno de los muros de la antigua torre del castillo de Bellvís. Más concretamente se hallaron seis saeteras (pequeños orificios en el muro a modo de ventana para disparar saetas) y una parte del foso.

De ese modo, mil años después, ha reaparecido la gran torre. Está en el número 123-129 de la Ronda de la Torrassa, que es una calle estrecha, llena de curvas y de fuerte pendiente, sobretodo conocida por su ambulatorio. Pero si queréis conocer la Torrassa, mejor que os paséis por allí un día...

6 comentarios:

Elena dijo...

Ala qué interesante no? Yo pensaba que la Torrasa era solo la parte chunga de Hospi. Y qué han hecho con lo descubierto? ¿Está protegido? ¿Se puede visitar? ¿O lo tirarán para construir y que se instalen 200.000 habitantes más?

Javi dijo...

Creo que se puede visitar y, evidentemente, quedará protegido.

tino dijo...

¿Has oido hablar de los "Burots"?.
hasta los años 40 mas o menos, hubo una frontera fiscal entre Barna y L'Hospitalet, yo no lo he llegado a ver pero parece ser que los "Burots" era una aduana de tráfico de mercancias y tenían que pagar para pasarlas de una banda a la otra, no se si estaba situada por la Torassa/Coll Blanc/Riera blanca. A propósito ¿De donde crees que procede el nombre de "Coll blanc"?, Hay una expresión en inglés que me choca "White collar" que significa "Administrativo" o chupatintas, que tiene relación sabiendo que "Burots" es una derformación del francés "Bureau" que significa "Oficinas" o despachos.

¡Bon día!

Marta Parreño dijo...

Adivino buenas vibraciones tuyas hacia la Torrasa. ¿Le tienes cariño? ¿Es porque han descubierto la torre desde la que disparaban saetas o porque te encanta pasearte por su ambiente multicultural de locutorios y tiendas de alimentos?
Deberías irte a vivir allí.

Javi dijo...

He pasado mucho por allí, la conozco bien.

Anónimo dijo...

el significado original interesa tan poco como la verdad..